Vivimos en una sociedad repleta de avances tecnológicos. Gracias a estas innovaciones, los ciudadanos estamos más conectados e informados que nunca. A pesar de ello, los trastornos mentales son cada vez más frecuentes.
La adolescencia es una etapa complicada de la vida. A cierta edad, los jóvenes ya no son niños, pero todavía no son adultos. Se producen cambios físicos, las hormonas están a flor de piel y su mente les pide mayor autonomía.